- "Brunch" ...
("Desayuno-almuerzo”)
Pronunciación: /brʌnʧ/
La historia de la Torre de Babel (“Tower of Babel”) y como cada uno se puso a hablar un idioma distinto y nadie entendía a nadie es broma comparado con las horas a las que cada uno come. Es más fácil que todo el mundo, hasta los esquimales, tengamos una moneda común (“single currency”) a que empecemos a comer a las mismas horas ya que en ese sentido Europa es como un piso de estudiantes.
Si bien para un británico o americano la idea de “merienda” (una especie de “afternoon snack”) es rara de narices, para nosotros no resulta menos chocante la idea del “brunch”. El “brunch” es una idea de los años 80 que surge de la fusión de “breakfast” y “lunch”, y que por lógica consiste en hacer una comida sólida (“square meal”) entre las 10 de la mañana y las 2 o las tres de la tarde más o menos. La idea es reemplazar con el “brunch” tanto el desayuno como la comida de mediodía, y no tomarse además las otras tres comidas a menos que uno quiera acabar atocinado y listo para la matanza.
En teoría el “brunch” es la comida ideal para esos domingos en los que uno se levanta tarde y con resaca (“hangover”) tras haberse pasado un sábado noche del que no se recuerda nada, pero resulta sospechoso compartir la cama con un cono de plástico naranja de carretera y un semáforo que resulta patente que fue arrancado con premeditación y alevosía de su poste.
El “brunch” parece tratarse de un invento de la clase alta (“upper class”) que daba el domingo libre a sus sirvientes (“servants”) y estos les dejaban preparado un bufet variado en el que habían escupido previamente para que se sus señores se alimentasen sin tener que dar la lata al cocinero o a los camareros.
Ejemplo de uso: “We always have brunch together on Sunday.” (“Siempre tenemos desayuno-almuerzo juntos los domingos.”)
Pronunciación: /brʌnʧ/
La historia de la Torre de Babel (“Tower of Babel”) y como cada uno se puso a hablar un idioma distinto y nadie entendía a nadie es broma comparado con las horas a las que cada uno come. Es más fácil que todo el mundo, hasta los esquimales, tengamos una moneda común (“single currency”) a que empecemos a comer a las mismas horas ya que en ese sentido Europa es como un piso de estudiantes.
Si bien para un británico o americano la idea de “merienda” (una especie de “afternoon snack”) es rara de narices, para nosotros no resulta menos chocante la idea del “brunch”. El “brunch” es una idea de los años 80 que surge de la fusión de “breakfast” y “lunch”, y que por lógica consiste en hacer una comida sólida (“square meal”) entre las 10 de la mañana y las 2 o las tres de la tarde más o menos. La idea es reemplazar con el “brunch” tanto el desayuno como la comida de mediodía, y no tomarse además las otras tres comidas a menos que uno quiera acabar atocinado y listo para la matanza.
En teoría el “brunch” es la comida ideal para esos domingos en los que uno se levanta tarde y con resaca (“hangover”) tras haberse pasado un sábado noche del que no se recuerda nada, pero resulta sospechoso compartir la cama con un cono de plástico naranja de carretera y un semáforo que resulta patente que fue arrancado con premeditación y alevosía de su poste.
El “brunch” parece tratarse de un invento de la clase alta (“upper class”) que daba el domingo libre a sus sirvientes (“servants”) y estos les dejaban preparado un bufet variado en el que habían escupido previamente para que se sus señores se alimentasen sin tener que dar la lata al cocinero o a los camareros.
Ejemplo de uso: “We always have brunch together on Sunday.” (“Siempre tenemos desayuno-almuerzo juntos los domingos.”)
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